La escuela del futuro nos hace un cambio radical en la toponimia de los elementos que intervienen en el proceso escolar. Los directores y directoras serán “los arquitectos educativos”, que tendrán la misión de realizar el plano educativo de los centros, y por supuesto, el diseño de motivación de los colegios. Los maestros y maestras trabajarán como “diseñadores”; ese primer plano arquitectónico educativo, deberá ser diseñado por aquellas personas que tendrán la misión de realizar un cambio metodológico en la escuela.
En ese diseño educativo del futuro tendrá una fuerza muy importante los tutores, que tendrán una misión muy importante: ser los “Coaches del aprendizaje”; ser en realidad los guías del acompañamiento de los alumnos y alumnas, que son los “aprendices” del descubrimiento de su propia vida a lo largo de su trayectoria escolar.
Ellos y ellas tendrán que descubrir, a lo largo de diferentes itinerarios, los “sentidos de la vida escolar”. El avance tecnológico no debe estar reñido con la dimensión artística de esta “revolución educativa”.
Deberemos dejar a un lado las clases magistrales que poco a poco están perdiendo adeptos. El aprendizaje basado en proyectos, en el que los alumnos y alumnas intentan dar solución a un problema real y complejo a través de varias asignaturas, tomará cuerpo de forma muy importante en esta escuela del futuro.
Una reflexión que deben tener “los diseñadores del futuro”, es que las nuevas metodologías dentro de un colegio, deben asumir las diferentes teorías innovadoras y sean una realidad en cada uno de los centros escolares.
Ese aprendizaje del futuro tiene en la gamificación una aliada muy importante.
Hay que considerar de un forma muy importante a “Flipped Classroom”. Esta metodología fue una realidad gracias a dos profesores de Estados Unidos que se pusieron a grabar las clases y distribuirla entre los alumnos
“Diseñadores del futuro; maestros y maestras del presente”