Me complace poder expresar la excelente trayectoria profesional de D. Joaquín Marzá, un maestro por y para el S. XXI, con quien he compartido a través de las Escuelas Asociadas de la UNESCO, su visión para transformar la educación, potenciando la dimensión humanística y ética de la misma.Siempre en la vanguardia, Joaquín comprometido con una escuela que pueda contribuir al desarrollo social y económico en una sociedad cada día más global e interconectada, apuesta por una visión holística de la educación, en la que se anticipa a los objetivos y metas de la Nueva Agenda de Educación 2030.
Innovador en su intento permanente de cambiar la escuela tradicional, ha aportado nuevas formas de organización, incluyendo temáticas necesarias en la actualidad; inspirador de nuevos proyectos desarrollados con una participación activa y cooperativa en la comunidad escolar.
Y destacar su creatividad y rigor, en virtud de su amor y entrega a la labor docente a la que tanto ha aportado obteniendo logros educativos en todos los ámbitos desde el local hasta el internacional, con el reconocimiento de sus buenas prácticas educativas desde la UNESCO.
Decía Nelson Mandela “La Educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, éste es el intento constante del Profesor Marzá.
Si buscáramos un adjetivo que definiera por encima de cualquier otro a Joaquín Marzá, sería inquieto. Joaquín es un hombre lleno de inquietudes. Unas inquietudes que lo obligan a ser todas las demás cosas que Joaquín es y que construyen a un hombre, sin duda especial. Las inquietudes de Joaquín son diversas, pero hay una que está por encima de todas, es la que tiene que ver con la educación. Su amor por la docencia lo obliga desde siempre a entregarse en cuerpo y alma al difícil oficio de enseñar, de educar, de construir futuro desde la independencia, desde la igualdad, desde la pluralidad, con la más hermosa de las herramientas, los verdaderos mimbres de un futuro en libertad: los niños.A partir de ahí Joaquín nunca ha tenido miedo a soñar. Sobre todo desde la conciencia clara de que los sueños sólo se pueden alcanzar de una forma: persiguiéndolos sin descanso. Claro que para perseguir sueños sin descanso hacen falta algunas cosas…mucha tenacidad, Joaquín es muy tenaz; mucho trabajo, Joaquín es muy trabajador; ausencia de desaliento, Joaquín es inasequible al desaliento y sobre todo un amor incondicional por todo lo que se hace, Joaquín ama lo que hace hasta el extremo.
Ser maestro, como en el caso de otras profesiones vocacionales, tiene algo de ineludible, de inevitable. Eres maestro casi todo el día porque siempre estás pensando cómo ayudar a tus alumnos. Joaquín Marzá siempre va más allá, y lo hace no desde la teoría de la pedagogía sino desde la vida y el espacio en que vivimos, porque es más importante hacer buenas personas que formar sólo máquinas sin corazón. Esa es su mayor virtud. Porque tuvo maestros que le inculcaron el valor de una sonrisa pero también el del esfuerzo y compromiso.
Su vocación, su devoción incondicional por la educación de los más jóvenes, su talento y determinación me producen una profunda admiración. Otra escuela es posible y otro mundo sería posible si existieran más personas como Joaquín.
Describir a Joaquín no es fácil pero tampoco difícil. En apariencia no es un maestro al uso, sin embargo lo es de pies a cabeza. Enseñar lo que de verdad importa, recuperar y actualizar tradiciones, artistas y recetas, implicar y transformar a niños, maestros, familias y autoridades públicas, aportar valor a su entorno más cercano e influir a miles de kilómetros a la redonda, es su día a día. Gracias Joaquín por creer en todo lo que haces, quedarte con lo bueno de las personas y no cansarte de construir un mundo mejor.
En uno de esos días en los que lees de todo pero en realidad no buscas nada, me encontré un artículo en el que decían “las 10 cualidades que debe tener un buen maestro”. Fue entonces cuando intenté adaptarlas a mi amigo Joaquín. Conclusión: las cumple todas al dedillo y las supera con creces. Joaquín no es un maestro es EL MAESTRO. Se despierta cada día con la ilusión de un proyecto nuevo y no se acuesta hasta que no lo ha puesto en marcha. Se desvive por sus alumnos y tiene a su colegio más devoción que a su propia casa. Siempre me pregunto cómo lo hace para superarse a sí mismo, amar su trabajo y liderar sus emociones sin perder nunca la sonrisa. Gracias Joaquín.
María Montessori decía “esta es nuestra obligación hacia el niño: darle un rayo de luz y seguir nuestro camino”. Joaquín Marzá Mercé, Director del Colegio Público Manuel Riquelme de Hurchillo (Orihuela, Alicante), llegó en un momento de mi vida que más que darme un rayo de luz, iluminó mi camino educativo como profesional. Su amor hacia la infancia está presente en todas sus iniciativas educativas, que como yo las llamo “frasquitos de ilusión”, inspiran a niños y adultos en su desarrollo personal. Orgullosa de formar parte de su camino, puedo decir que, Joaquín convierte la educación en una auténtica revolución educativa.
Macarena es Graduada como Maestra de Educación Infantil con Mención en Necesidades Educativas Específicas y Atención a la Diversidad. Cuenta con dos Másteres Universitarios, uno de Gestión y Dirección de Centros Educativos y otro de Pedagogía Montessori. Está entrenada como Guía Montessori para la etapa 0-3 años y para la etapa 3-6 por la Asociación Montessori International (AMI). También está certificada como educadora en disciplina positiva para el aula (CPDCE) por la Asociación de Disciplina Positiva de Estados Unidos. Ha trabajado como coordinadora pedagógica de la Escuela Infantil Montessori de Alicante desde septiembre de 2014. Durante ese periodo, ha realizado observaciones y prácticas en escuela Montessori de España, así como en Seúl, India y Puerto Rico. Ha trabajado como guía Montessori de 0-3 años en Londres, Inglaterra. La vocación de Macarena por la docencia llega en la primera infancia, ya que sus padres Marién y Vicente, en el año 1984 inauguran la Escuela Infantil Montessori de Alicante. El contacto directo con el centro supuso que la educación infantil y la metodología Montessori fueran su meta en la vida. Su amor hacia la literatura infantil y la reivindicación de una infancia respetuosa se han convertido en un pilar fundamental en su carrera como profesional de la educación.