Un año está a punto de finalizar, y con ello todo lo que supone de duro y costoso con motivo de la pandemia que nos está azotando. El curso pasado fue intenso y complicado, pero este curso que se iniciaba calmado, con el paso de los días y las semanas se está complicando y la escuela vuelve a ser el centro de atención de la pandemia, por el número de aulas confinadas.
Esta situación nos ha impuesto forzosamente una concepción nueva de la escuela y una concepción nueva de hacer posible la introducción de elementos tics dentro de la vida diaria de los centros escolares, pero como siempre la respuesta de la administración llega tarde y cargada de burocracia.
Otro de los logros negativos de este año pasado es el incremento de la burocracia. Ya no sabemos qué anexo nuevo poner para poder hacer una nueva ordenanza que en muchos casos solo queda en papeles y papeles, y quedan arrinconadas las soluciones.
En este año que va a empezar yo le pediría una escuela mas pendiente de la innovación educativa y del espíritu “escolar”, y que consiguiéramos eliminar un porcentaje muy importante de burocracia que no ha ayudado, ayuda, ni ayudará a la calidad de la escuela.