En un mundo tan diverso, hablar de tolerancia es algo habitual. Sin embargo, el verdadero reto radica en practicarla y convertirla en una realidad cotidiana.
El colegio es un espacio de encuentro, pero la tolerancia debe ser una práctica diaria que trascienda al entorno familiar y a la sociedad en su conjunto. Este cambio exige reemplazar las “buenas palabras” por acciones concretas que reflejen el respeto y la inclusión en cada ámbito de nuestra vida.